Aquel 06 de Diciembre de 1986 a las 5pm entrábamos Nora y yo a la Iglesia totalmente enamorados, con muchas ilusiones, pero también con un gran susto.
A nuestro alrededor estaban nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo de ambos, quienes eran testigos de aquel enlace matrimonial; de aquellos dos jóvenes que no tenían ni siquiera la idea de todo lo que tenían que pasar para llegar a cumplir hoy los 25 años.
Habiendo gastado todo el poco dinero que teníamos en la construcción de nuestra primera casa, llegamos a la iglesia sin dinero. No obstante, algunos amigos y familiares que posiblemente habían olvidado comprar un regalo, o no habían tenido suficiente tiempo, nos daban algunos billetes, mas el baile del billete durante la fiesta, permitió que al final de la fiesta, hubíesemos recogido suficiente para los gastos urgentes de los próximos días.
Así comenzamos nuestra odisea de un matrimonio en Costa Rica, donde las estadísticas actualmente son tres divorcios por cada cinco matrimonios. Que años más difíciles fueron esos primeros 10 años, habían momentos en que pensaba que nuestro matrimonio no tenía futuro; ese período de acoplamiento se hacía cada vez mas dificil y en algunos momentos pensé que hasta imposible.
Pero Dios tenía otros planes para nosotros. A los 10 años sucedió el mejor regalo que hemos recibido en estos años, conocimos a Jesucristo, y entregamos nuestras vidas a Él; ya mi esposa lo había conocido dos años antes, pero ahora estabamos juntos ella y yo; y a partir de este momento nuestas vidas serían transformadas totalmente para siempre. Dios utilizó a un matrimonio a quienes queremos mucho y les apreciamos para que llegaramos a los pies del Señor y comenzaramos a servir a Dios.
Un año más tarde Dios nos llamaba al Ministerio como pastores asociados en la iglesia donde habíamos nacido y estabamos sirviendo.
Hay dos etapas en nuestro matrimonio; los primeros 10 años sin Cristo y los segundos 15 años sirviendo a nuestro Rey de reyes y Señor de señores. Evidentemente y por mucho me quedo con los segundos.
Al cumplir 25 años me siento agradecido con Dios por los cuatro hijos que nos ha dado; Esteban, Laura, Erick y David, todos jóvenes sanos y apartados para el Señor. Además, una esposa que ha sabido criar a los niños con sabiduría y ejemplo.
Doy gracias a Dios por Nora, la amo con todo mi corazón y deseo pasar el resto de mi vida con ella, que además de ser mi esposa es mi gran amiga.
Hoy compartimos el Ministerio como Pastores Generales del Ministerio Internacional Génesis y de la Fundación Génesis y sabemos que lo mejor está aún por venir.
Finalizo aconsejando a las jóvenes parejas que fortalezcan la comunicación del matrimonio, así como el respeto y todo el tiempo que puedan pasar juntos, lo cual será la mayor inversión para tener un hogar saludable.
bendiciones,
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