Estudiando el libro de los jueces nos encontramos con un pueblo de Israel, que de un momento a otro se quedan sin un líder de la categoría de un Moisés o de un Josué.
Cuando Israel ingresó a la tierra prometida, debía eliminar o expulsar todos aquellos pueblos que vivían en la tierra de Canaan y derribar todos sus altares; "Guardate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Derribarás sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera". Éxodo 34:12-13
Esto no lo hizo Israel, desobedeciendo al mandamiento de Dios; podemos ver en Jueces 1:19-36 como se les fue concediendo a esos pueblos oportunidad de convivir con los israelitas, en muchos casos por los tributos que estos pagaban, como si el pueblo de Dios tuviese necesidad de estos dineros.
Las consecuencias ya profetizadas por el Angel de Jehová en Jueces 2:1-4, fueron realidad cuando el pueblo Israelita se apartó en pos de los dioses de estos pueblos y se olvidaron del verdadero Dios. Lo siguiente ya lo conocemos cuando eran oprimidos por sus enemigos y tenían que humillarse y clamar a Dios, en lo cual por su misericordia les levantaba un líder (juez) para que los librase, una vez que los librase, después de la muerte de este líder, el pueblo volvía a apartarse en pos de los dioses de los pueblos que convivían con ellos y el ciclo se repetía una y otra vez.
Tomando esta historia del pueblo de Israel, hoy debemos hacer un alto en el camino, y analizar que nos estamos guardando en el corazón que no le estamos entregando a nuestro Señor Jesucristo.
Si a pesar de haber conocido a Jesús y recibido en nuestros corazones; nos estamos guardando algunas costumbres, hábitos, entre nuestra forma de vida, simplemente hemos pensado y manifestado, esto si que no es malo, por lo cual yo continúo haciendolo, dado que no siento que sea malo. Con el tiempo estas cosas nos traerán problemas ya sea a nosotros o a nuestros hijos.
Por lo tanto, concluyo que nos despojemos de toda aquella forma de vida que teníamos en el pasado y caminemos en victoria, bajo la presencia de Dios.
amen