lunes, 19 de diciembre de 2011

Eliminando todas aquellas cosas que nos hagan daño

Estudiando el libro de los jueces nos encontramos con un pueblo de Israel, que de un momento a otro se quedan sin un líder de la categoría de un Moisés o de un Josué.

Cuando Israel ingresó a la tierra prometida, debía eliminar o expulsar todos aquellos pueblos que vivían en la tierra de Canaan y derribar todos sus altares; "Guardate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Derribarás sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera". Éxodo 34:12-13

Esto no lo hizo Israel, desobedeciendo al mandamiento de Dios; podemos ver en Jueces 1:19-36 como se les fue concediendo a esos pueblos oportunidad de convivir con los israelitas, en muchos casos por los tributos que estos pagaban, como si el pueblo de Dios tuviese necesidad de estos dineros.

Las consecuencias ya profetizadas por el Angel de Jehová en Jueces 2:1-4, fueron realidad cuando el pueblo Israelita se apartó en pos de los dioses de estos pueblos y se olvidaron del verdadero Dios. Lo siguiente ya lo conocemos cuando eran oprimidos por sus enemigos y tenían que humillarse y clamar a Dios, en lo cual por su misericordia les levantaba un líder (juez) para que los librase, una vez que los librase, después de la muerte de este líder, el pueblo volvía a apartarse en pos de los dioses de los pueblos que convivían con ellos y el ciclo se repetía una y otra vez.

Tomando esta historia del pueblo de Israel, hoy debemos hacer un alto en el camino, y analizar que nos estamos guardando en el corazón que no le estamos entregando a nuestro Señor Jesucristo.

Si a pesar de haber conocido a Jesús y recibido en nuestros corazones; nos estamos guardando algunas costumbres, hábitos, entre nuestra forma de vida, simplemente hemos pensado y manifestado, esto si que no es malo, por lo cual yo continúo haciendolo, dado que no siento que sea malo. Con el tiempo estas cosas nos traerán problemas ya sea a nosotros o a nuestros hijos.

Por lo tanto, concluyo que nos despojemos de toda aquella forma de vida que teníamos en el pasado y caminemos en victoria, bajo la presencia de Dios.
amen




viernes, 9 de diciembre de 2011

Nuestras Bodas de Plata

Aquel 06 de Diciembre de 1986 a las 5pm entrábamos Nora y yo a la Iglesia totalmente enamorados, con muchas ilusiones, pero también con un gran susto.

A nuestro alrededor estaban nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo de ambos, quienes eran testigos de aquel enlace matrimonial; de aquellos dos jóvenes que no tenían ni siquiera la idea de todo lo que tenían que pasar para llegar a cumplir hoy los 25 años.

Habiendo gastado todo el poco dinero que teníamos en la construcción de nuestra primera casa, llegamos a la iglesia sin dinero. No obstante, algunos amigos y familiares que posiblemente habían olvidado comprar un regalo, o no habían tenido suficiente tiempo, nos daban algunos billetes, mas el baile del billete durante la fiesta, permitió que al final de la fiesta, hubíesemos recogido suficiente para los gastos urgentes de los próximos días.

Así comenzamos nuestra odisea de un matrimonio en Costa Rica, donde las estadísticas actualmente son tres divorcios por cada cinco matrimonios. Que años más difíciles fueron esos primeros 10 años, habían momentos en que pensaba que nuestro matrimonio no tenía futuro; ese período de acoplamiento se hacía cada vez mas dificil y en algunos momentos pensé que hasta imposible.

Pero Dios tenía otros planes para nosotros. A los 10 años sucedió el mejor regalo que hemos recibido en estos años, conocimos a Jesucristo, y entregamos nuestras vidas a Él; ya mi esposa lo había conocido dos años antes, pero ahora estabamos juntos ella y yo; y a partir de este momento nuestas vidas serían transformadas totalmente para siempre. Dios utilizó a un matrimonio a quienes queremos mucho y les apreciamos para que llegaramos a los pies del Señor y comenzaramos a servir a Dios.

Un año más tarde Dios nos llamaba al Ministerio como pastores asociados en la iglesia donde habíamos nacido y estabamos sirviendo.

Hay dos etapas en nuestro matrimonio; los primeros 10 años sin Cristo y los segundos 15 años sirviendo a nuestro Rey de reyes y Señor de señores. Evidentemente y por mucho me quedo con los segundos.

Al cumplir 25 años me siento agradecido con Dios por los cuatro hijos que nos ha dado; Esteban, Laura, Erick y David, todos jóvenes sanos y apartados para el Señor. Además, una esposa que ha sabido criar a los niños con sabiduría y ejemplo.

Doy gracias a Dios por Nora, la amo con todo mi corazón y deseo pasar el resto de mi vida con ella, que además de ser mi esposa es mi gran amiga.

Hoy compartimos el Ministerio como Pastores Generales del Ministerio Internacional Génesis y de la Fundación Génesis y sabemos que lo mejor está aún por venir.

Finalizo aconsejando a las jóvenes parejas que fortalezcan la comunicación del matrimonio, así como el respeto y todo el tiempo que puedan pasar juntos, lo cual será la mayor inversión para tener un hogar saludable.

bendiciones,