Cada vez que un hombre o una mujer de Dios que le sirve al Señor con todo su corazón, cae en un pecado, implica una serie de comentarios negativos y de acusaciones sobre aquel siervo o sierva; de tal manera, que es visto como un demonio o algo que no merece el respeto y la atención de los demás. Sin importar, que aquella persona en otro tiempo fue un baluarte para la obra del Señor, que ayudó a muchos a levantarse de las cenizas y dedicó todo su tiempo en el beneficio de las otras personas.
Ahora, él está herido de gravedad, el enemigo (Satanás), lo tiene en el suelo, y le apunta con una metralladora AK 47, solo un milagro lo puede salvar. En eso, se escucha la voz del herido que clama auxilio a quienes pasa a su alrededor, pero para su sorpresa todos vuelven sus cabezas como que si no lo hayan visto ni escuchado; se aligeran a desaparecer de la vista del moribundo y con esto se marcha quizás la esperanza de que algún hombre o mujer le ayuden a levantarse para huir o escapar del enemigo quien está torturándole con violencia.
Esta historia es muy repetida entre los cristianos, apenas y cae alguna persona en pecado y ya no se le habla para que no digan en la iglesia que lo vieron hablándole. Existe cierta idea de que hay que separarse de él o ella lo antes posible.
La Palabra del Señor dice en I Corintios 10:12 "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga".
El versículo empieza diciendo el que piensa, esto nos puede llevar quizás a una persona que se considera muy fuerte espiritualmente, pero con sus propias fuerzas, no con las fuerzas del Señor. En otros casos, alguien puede haber caído en un orgullo espiritual, por las obras que realiza para el Señor, y la forma en que Dios le utiliza. Será posible que muchos siervos y siervas por pensar que están firmes se han descuidado de su propia relación personal con Dios.
Cuando alguien se descuida en la oración, o en el temor al Señor, es un candidato para caer en la tentación. Ahora las tentaciones siempre están; al mismo Señor Jesucristo dice la palabra que fue tentado en todo; pero cuando una persona que le sirve a Dios, se descuida, y ahora cree estar firme, y se ha olvidado de los hábitos más fundamentales de todo cristiano, finaliza cediendo en la tentación.
Ningún cristiano mientras esté en este mundo, está excento de ser tentado y correr el riesgo de caer en la tentación. Sin embargo, la Palabra del Señor nos dice en I Corintios 10:13 "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar".
La historia de las dos hermanas que recibieron a Jesús en su casa en el libro de Lucas 10:38, nos muestra las dos formas en que un cristiano que le sirve al Señor puede permanecer durante algún tiempo.
En el caso de Marta, representa a los siervos de Cristo, que se encuentran afanados en la misma obra del Señor; hacen visitaciones a los hogares, llevan la Palabra del Señor por todos los lugares, oran por los enfermos, pasan muchas horas ofreciendo consejerías en la iglesia y por las casas; es decir, entregados totalmente al trabajo de la obra. El mismo Señor reconoce en Marta estas cosas y le llama afanada y turbada estás en muchas cosas.
Cuando un servidor de Jesucristo, se encuentra muy ocupado en muchas cosas, el tiempo que tiene para estar en la presencia de Dios, normalmente es muy poco. Marta, no podía estar en la presencia de Jesús, no porque no quisiera, o porque estuviera apartada del Señor. No, ella estaba ocupada en las cosas que permitían atender a Cristo. Pero, con tanto trabajo, y sin buscar su rostro, pronto terminó Marta enojada con su hermana que permanecía sentada delante de Jesucristo.
A diferencia su hermana María, representa a aquellos siervos(as) que además de sus responsabilidades reconoce su limitación delante del Señor; y se postra a los pies del maestro, que se encontraba en su casa.
Por lo tanto, volviendo al versículo de I corintios sobre el que piensa estar firme mira que no caiga; nos hace analizar y copiar el ejemplo de María y no descuidarnos. Es hora de revisar cuanto tiempo se pasa delante del Señor, rendido a sus pies, con toda humildad, reconociendo nuestras debilidades y dependencia total a él.
El consejo que Dios me pone; es que a pesar de la obra que estemos desarrollando, no nos descuidemos de estar tiempo suficiente delante de su presencia.