La Palabra del Señor nos dice en Apoc. 2:23 que Él es el que escudriña la mente y el corazón del hombre. Todo aquello que guardamos ocultamente en una caja oculta, para que nadie la pueda ver o accesar, Dios en su omnisciencia puede escudriñar hasta los pensamientos más íntimos de nuestro ser.
Por lo tanto, no nos engañemos a nosotros mísmos, ni tratemos de engañar a Dios. Primero porque nunca lo vamos a engañar; quizás la persona pueda creerse lo que ha tratado de aparentar al mundo, llegar a pensar quizás que efectivamente él es ese hombre o mujer que las personas ven por el reflejo de su vida falsa; esto por cuanto muchas personas viven de ilusiones falsas o de una vida ostentosa de lo que no son; sin embargo, aquel que escudriña la mente y el corazón nunca será engañado y nos jusgará por nuestros frutos manifestados.
El corazón del creyente debe ser alimentado de la Palabra del Señor. Este alimento es espiritual y trae un corazón sano. Si el corazón es alimentado de chismes, novelas, malas conversaciones, lecturas vacías y con poco valor cultural y ético; serán estas cosas que saldrán como resultado de nuestra boca proveniente del corazón.
En el libro de San Marcos capítulo 7:1-23; nuestro Señor Jesucristo nos indica claramente lo que contamina al hombre.
Inicia donde tanto los Fariseos como los Escribas le reclaman porque sus discípulos no obedecen a la tradición de los ancianos de lavarse las manos antes de comer. Era tradición de que muchas veces se lavaban las manos, sino no comían.
Igual que como el Profeta Isaías, Jesús les llama Hipócritas que de labios le honran, pero sus corazones están muy lejos de él, y que enseñan como doctrinas mandamientos de hombres.
Hay creyentes hoy día que no se diferencian con los inconversos. Sus palabras, acciones, comportamientos siguen siendo los mismos que antes de venir al Señor.
"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de el mana la vida" Prov. 4:23
" ... Porque de la abundancia del corazón habla la boca" Lucas 6:45
Jesús enseña en este pasaje que no es lo que entra al hombre lo que contamina, sino que es todo aquello que sale porque del corazón es de donde proviene.
En el libro de los Hechos, en el capítulo 10; Dios le dice a Pedro que como de todos lo animales que le muestra, ante la negativa de Pedro, al llamar inmunodo a estos animales; Dios le dice a Pedro, que no llame inmundo lo que Dios a creado.
Ahora, en el versículo 19 del capítulo 7 de San Marcos, nos dice que esto lo decía Jesús, haciendo limpios todos los animales. En el sentido de que no es lo que entra lo que contamina al hombre sino lo que sale de este.
En el versículo 21y 22 el Señor hace una lista de todo aquello que sale del corazón del hombre; los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez; todas estas maldades que salen son las que contaminan al hombre.
La Palabra del Señor nos dice que sin santidad nadie verá al Señor. Como cristianos, debemos ser buenos testimonios ante el mundo. El creyente no puede hablar palabras corrompidas.
Existe muchas veces tanta hipocrecía, donde muchas personas aparentan una santidad falsa; pero sus vidas están llenas de pecado por sus malos pensamientos que salen del corazón.
La oración, la lectura de la Palabra del Señor, el congregarnos regularmente hacen que nos alimentemos adecuadamente y provoquemos la presencia del Señor en nuestras vidas. Algo tan real que el mundo pueda ser impactado cuando hablemos para exaltarlo o para dar el mensaje de esperanza y salvación.
CRISTO ESTA VIVO Y SOMOS NOSOTROS LOS LLAMADOS A PRESENTARLO AL MUNDO PARA QUE ESTE CREA EN ÉL.