Dios nos llamó para hacer su voluntad por medio de cada uno de nosotros. Como Iglesia tenemos una responsabilidad social ante la comunidad y el entorno donde nos encontramos ubicados; Dios nos ha llamado para ser de bendición, no para que como Iglesia estemos encerrados en cuatro paredes engordandonos espiritualmente; nos ha llamado para salir a la comunidad, buscar las personas que ahí viven y llevarles el pan espiritual y el pan físico cuando este último sea necesario.
En el libro de Marcos capítulo 6 del versículo 30 al 44 nos encontramos el pasaje donde Jesús alimenta a cinco mil personas. El pasaje inicia donde los discípulos regresan de predicar cansados pero muy entusiasmados sobre todo lo que les había ocurrido; El Señor les dice que los va a llevar a un lugar desierto para que descansen y coman algo; esto debió de motivarlos a todos, quienes dijeron por fin vamos a descansar con el Maestro, ahora estaremos solos con él y podremos pasar un tiempo juntos.
No obstante, el deseo queda truncado, cuando muchos les vieron ir con el Señor Jesucristo en una barca y les siguieron, de tal manera que aún llegaron primeros que ellos. Me imagino, la frustración de los discípulos en ese momento, quienes pudieron haber pensado en despacharlos o en huir a otro lugar. Sin embargo, en el versículo 34 nos dice que al salir Jesucristo y ver las multitudes tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas que no tenían pastor y comenzó a enseñarles. Jesús no dijo estoy cansado, quiero descansar, vengan mañana; no, él les vio como ovejas sin pastor y la Palabra del Señor nos dice en el libro de Juan que Jesús es el buen Pastor.
En los versículos 35 y 36 los discípulos se empezaron a preocupar por la hora; ellos siempre se estaban preocupando por todas estas cosas, como hoy día muchos se preocupan de los detalles, pero no de la obra que nos ha enviado el Señor, se preocupan de sus propias comodidades y han perdido conciencia ante las necesidades de las demás personas.
Preocupados por todo estos los discípulos le pidieron al Señor que despidiera a la multitud para que fueran a comprar algo para comer; pero Jesús tenía un mejor plan que era usar a sus mismos discípulos para darle de comer a toda la multitud. Cuando usted y yo veamos a nuestro alrededor personas con gran necesidad, Dios quiere usarnos para que seamos de bendición a esas personas; pero no solo en llegar a predicar la Palabra (pan espiritual), sino Dios nos pide que también le ayudemos a atender sus necesidades (pan físico).
En el versículo 38 el Señor les pregunta a los discípulos sobre cuántos panes tenían; igualmente, el Señor hoy nos pregunta que tenemos en nuestras manos que podamos utilizarlo para ayudar a nuestros semejantes con sus necesidades. Él nos pide lo que tengamos, quizás digamos que somos pobres o que nuestra congregación es pobre; pero cuando estemos dispuestos a compartir lo que tenemos él lo toma y hace grandes cosas; no miremos lo que tenemos, sino miremos solamente a Jesús y a su poder.
En Mateo 25:35-46, El Señor nos explica cual es la función de nuestro trabajo. En la Fundación Génesis, hemos tomado estos 6 puntos que allí se mencionan como nuestro trabajo inmediato después de predicar la Palabra del Señor. De ahí se desprenden en cada uno de ellos, proyectos que la iglesia puede y debe desarrollar en beneficio de su comunidad, en beneficio de su país, en beneficio del mundo. Estos puntos son los siguientes:
Tuve Hambre y me diste de comer
Tuve Sed y me diste de beber
Fui Forastero y me recogisteis
Estuve Desnudo y me cubristeis
Enfermo y me visitasteis
En la Cárcel y vinisteis a mi
Será posible que juntos como iglesia, sin rivalidades entre congregaciones, sin celos, podamos en cada comunidad, en cada ciudad unirnos todos los ministerios del Señor y desarrollar proyectos que cubran estos 6 puntos. La atención de estas necesidades puede ganar mucho más almas y consolidarlas mucho mejor que una campaña en un estadio.
La Palabra del Señor nos dice que la Fe sin Obras es muerta. Sin bien es cierto, como cristianos sabemos que la Salvación es por fe y no por obras para que nadie se glorie, también es cierto que esta fe en Jesucristo impulsa al creyente a desarrollar buenas obras, es decir es consecuente una con la otra; no obstante, si decimos que tenemos fe, pero nuestras actitudes hacia las necesidades de nuestro prójimo son desinteresadas, entonces esta fe es muerta, osea esta fe es falsa, porque no habita en nosotros el Amor de Jesucristo.