miércoles, 10 de noviembre de 2010

Costa Rica y Nicaragua Países Hermanos

En estos días hemos sido testigos de momentos muy tensos en las relaciones entre los países de Costa Rica y Nicaragua, donde se está en disputa un territorio que se conoce como Isla Calero, el cual cada país lo reclama como suyo. Nicaragua dragando y limpiando el río San Juan aprovecha el territorio de la isla para sus trabajos, desplegando su propio ejército y Costa Rica, que considera que el trabajo en el río está afectando el ambiente en nuestro territorio, además, que reclama también la soberanía de la isla.
Quizás las razones de cada país es más que lo apuntado en el párrafo anterior, pero la ecuanimidad de nuestros gobernantes debe ser acoplada, sensata y prudente. Un despliegue del ejército Nicaraguense y de policias costarricenses a la zona, pone en riesgo la paz y tranquilidad que han vivido los habitantes de este territorio.
Tratar en este blog de decir quien tiene la razón no tiene sentido y no lo escribo para eso; primero que como Costarricense mi opinión estaría totalmente parcializada y segundo porque deberán profesionales de cada país en esta materia definir claramente los límites de la frontera.
El día de ayer el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) llamó al diálogo entre ambos países; y trazó un plan de acción para solucionar el problema. Algunos hoy en cada país, no están muy contentos, primero en el caso de algunos porque no se les dio la razón o en otros casos, porque los menos quisieran que esta situación se salga de las manos de la diplomacia internacional con fines dañinos para la población, pero de donde algunos estarían teniendo sus beneficios personales, tanto económicos como de imagen y políticos.
Hay mucha historia que nos une como hermanos a Costa Rica y Nicaragua, estuvimos juntos librando una guerra contra los filibusteros a quienes vencimos producto del trabajo conjunto y el amor a la patria.
Felicito a nuestros gobernantes que han buscado los mecanismos internacionales para solucionar el diferendo mediante el diálogo y la negociación; les pido a cada negociador de Costa Rica y Nicaragua en nombre del pueblo, que primero piensen en sus ciudadanos, en las familias de cada país, en los hijos de la patria, antes de tomar una decisión que puede ser positiva o dañina para los pueblos.
Como costarricenses no estamos acostumbrados a vivir en guerras o pleitos con otros países, menos en épocas dificiles, donde la reciente crísis económica nos ha afectado tanto, en disminución en la tasa de empleos, exportaciones, crecimiento económico, turismo entre otros, y esto en ambos pueblos. Aunado a esto, los efectos del cambio climático nos ha pasado una factura muy dolorosa en Costa Rica, donde el 25% de la red vial se ha visto afectada, puentes han falseado y caído, miles de vacas y cerdos han desaparecido, hectáreas de agricultura se han perdido por el agua que ha caído o de los ríos que se han salido. Estamos ante una verdadera crísis.
Nuestra guerra debe ser contra la pobreza que se genera después de una tragedia como la de los últimos días; debemos levantarnos en guerra, contra los daños sufridos por escuelas y colegios que han tenido que cerrar sus puertas dejando a cientos o miles de estudiantes sin atención; debemos pelear todos unidos para levantar las casas de miles de costarricenses que han sido arrastradas por las aguas o el barro; para levantar la moral de un pueblo que ha visto sepultarse a más de 20 personas por esta tragedia. Esta debe ser nuestra verdadera guerra y no entre dos pueblos hermanos que deberán compartir juntos en la región centroamericana por muchos años y siglos antes de que el Señor Jesucristo venga nuevamente.
Finalmente, hago un llamado a la iglesia cristiana para unirnos en oración y ayuno para que Dios dé sabiduría a nuestros gobernantes y se tenga una salida al conflicto pronta y sin consecuencias negativas.
Dios les bendiga.