LLAMADOS POR DIOS
No hemos sido llamados por un hombre; nuestro llamamiento proviene desde el mismo cielo, donde se encuentra el trono de Dios.
De manera que al ser los pensamientos de Dios más altos que nuestros pensamientos y que sus caminos son más altos que nuestros caminos, él nos manda a hacer cosas que son locura; como por ejemplo cuando le dijo a sus discípulos que fuera a la ciudad y que desataran un asno que estaba en cierto lugar y se lo trayesen; o cuando le dice a Pedro que tirara la cuerda y el pez que sacara traería el dinero que ocupaban para pagar los impuestos.
Vamos a comentar al menos cuatro propósitos por los cuales somos llamados por parte de Dios:
1. Para que le sigamos
2. Para que le obedezcamos
3. Para que le sirvamos
4. Para bendecirnos
El Señor nos ha llamado y desea que nosotros le sigamos como niños a sus padres; no poniendo ninguna oposición, sino dejándonos llevar.
El seguirlo implica ir donde él nos envía, confiando siempre en el Señor, de que él nunca nos abandonará.
En el libro de Hechos 27:20-25, vemos al Apóstol Pablo en una situación muy peligrosa, donde su vida estaba en peligro donde ya había perdido toda la esperanza de salvarse, sin embargo, el Señor le visita y le muestra que está con él y que no le ha abandonado y a pesar de la situación que estaban viviendo el apóstol termina diciendo en el versículo 25 que confía en Dios y en lo que él le ha dicho.
La realidad de que le obedecemos es que le amamos y no podemos decir que lo amamos sin no le obedecemos, valga la redundancia; “Si me amáis, guardad mis mandamientos” San Juan 14:15.
Obedecer implica no cuestionar las decisiones de Dios, sino hacer su voluntad confiadamente. Amarle no significa grandes sacrificios, no significa pasar largas horas orando, o en la iglesia o predicando; no, eso está bien en la vida de un cristiano, pero amarle significa obedecerle, el señor no busca sacrificios ni holocaustos, sino que se le obedezca; I Samuel 15:22
Hemos sido llamados para ser siervos del Señor, honrarle con nuestro tiempo y trabajo en beneficio de las almas que no le conocen.
La obra que hacemos es representar al Señor aquí en la tierra, ser sus embajadores por las naciones, no una nación sino por las naciones; de esta manera continuamos la obra que el Señor empezó hace ya mucho tiempo, con el propósito de servir a Dios y no a los hombres.
Así como Jesús llamó a Pedro para que le sirviera y fuera pescador de hombres, así también nos llama hoy, 2000 años después de que ascendiera al cielo; algo que me ha tocado mucho en los últimos tiempos, y es algo que estaré hablando mucho en los próximos blogs es sobre la misión que nos pidió que hiciéramos. Vemos en Mateo 25:35-40 donde nos da 6 instrucciones claras que la mayoría de veces son olvidadas por las diferentes congregaciones, estas son:
- Tuve hambre, y me diste de comer
- Tuve sed y me diste de beber
- Fui forastero y me recogisteis
- Estuve desnudo y cubristeis
- Estuve enfermo y me visitasteis
- En la cárcel y vinisteis a mí
En futuras predicaciones y blogs estaré profundizando más esta obra social que el Señor ha puesto en nuestras manos, para que lo hagamos, como prioridad a construir grandes edificios (que son muy lindos y también importantes, pero no prioritarios para Dios).
III de Juan nos dice “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.
Cuando nos dice la Palabra en todas las cosas se refiere al cuerpo, alma y espíritu. Se refiere a bendecirnos a nosotros y a nuestra familia, trayendo salvación a nuestros hijos y a toda nuestra casa.
También en lo material, que no tendremos falta de ningún bien que nos sea necesario, Dios quiere bendecirnos siempre, pero nosotros debemos permitírselo para que él haga su obra.
Pero sobre todo la principal bendición para lo cual somos llamados, es para ser salvos, para estar con él por toda la eternidad. Para que cuando él venga por la iglesia en el Arrebatamiento seamos transformados y llevados en su gloria, para estar al lado suyo por siempre. bendiciones