Gedeón era un joven del pueblo de Israel de la tribu de Manasés, era el menor de sus hermanos y trabajaba en el campo con su padre. La vida de Gedeón: conocido también como Jerobaal (por haber contendido contra Baal) el relato se describe en los capítulos del 6 al 8 del libro de Jueces.
1. Gedeón vivía en opresión y era miedoso
Los madianitas se habían levantado contra Israel, por eso hicieron cuevas en los montes y cavernas para esconderse y esconder comida; durante 7 años; este pueblo oprimía y robaba, sus cosechas, destruían todo no dejando nada para comer ni animales tampoco; esto era causa de mucha opresión para un pueblo que se había apartado de Jehová.
El clamor del pueblo de Israel llegó a los oídos del Señor quien envió a su ángel para salvarles. El Ángel de Jehová se presentó ante Gedeón; un joven temeroso, oprimido, y miedoso, quien escondía el trigo (Jueces 6:11), recuerde que Israel había construido cuevas para esconderse de sus enemigos, por temor a combatirlos (jueces 6:3).
De la misma forma, hoy muchos jóvenes construyen cuevas para esconderse de sus enemigos; se refugian en (fornicación, pornografía, rebeldía, drogas, alcoholismo, música, etc.). Estos son enemigos mortales que llegan a matar, a destruir sin contemplación. Ante estas asechanzas del diablo, algunos jóvenes han cedido ante la tentación, otros se esconden en la soledad, separándose de su familia y dejando que el tiempo pase, metidos en sus habitaciones, ante la pantalla del televisor y de los juegos electrónicos. Tratan de olvidar todos sus problemas y obligaciones (desintegración familiar; agresión en el hogar, etc.), se han olvidado de clamar al único que puede salvarnos que nos puede sacar de servidumbre y colocarnos en lugares celestiales en Cristo Jesús.
2. Llamado de Dios
El ángel de Jehová aparece a Gedeón (Jueces 6:12); Dios ve algo más en aquel joven oprimido y temeroso, ahora le llama varón esforzado y valiente.
No es importante como nos ve el mundo; temeroso, débiles, derrotados, Dios nos ve diferente y te llama hoy para renovar tus fuerzas, para levantarte y ponerte en lugares altos; para que formes parte de su ejército.