Con dolor encontramos hoy en los principales diarios escritos de Costa Rica, el macabro asesinato y suicidio de un hombre y sus dos hijos; hecho ejecutado aproximadamente a las 2:30pm de ayer en el Carmen de Guadalupe.
El hombre al verse separado de su esposa y que esta ya no lo recibía, tomó la fatal decisión de asesinar a sus dos hijos (de 7 y 3 años) y luego suicidarse.
Este es apenas un ejemplo, de tantas injusticias que se cometen con los niños. Otro caso, recientemente, un hombre trató de violar a la hija de una amiga mía, dichosamente no logró su cometido, sin embargo, la niña de 12 años terminó golpeada y lógicamente con un problema ahora psicológico, por lo sucedido.
Que está sucediendo en nuestra sociedad, porqué tanto odio contra los niños; a muchos de los cuales les vemos en las calles deambulando, pidiendo dinero para comer o para las drogas de sus padres adictos. El abuso sexual contra estos niños y niñas por un plato de comida o una piedra de droga es de todos los días.
En muchas agencias de viajes de paises europeos y aún de norteamerica, se promociona nuestro país como un lugar para tener sexo con niñas y aun aparecen las fotos de estas como mercadería de catálogo.
¿Dios, que está pasando? esta pregunta nos la hacemos ante estas barbaries que tanto lesionan la integridad de un pueblo como el nuestro, que tanto alarde hacemos cuando estamos en otro país, al comentar que no tenemos ejéricito, ni compra de armas, ni guerras; somos un "PAÍS DEMOCRÁTICO; PAÍS DE PAZ".
Ante esto yo pregunto donde está la democracia de nuestros infantes que son víctimas de personas crueles, pero también víctimas de una sociedad que solo se ha detenido a mirar y a lamentar la situación, pero nunca a tomar junto con el gobierno (otro observador) desiciones que conlleven a erradicar de una vez por todas este holocausto que estamos viviendo. No podemos ser un país de Paz cuando se dan estos crímenes a una población inocente, desamparada primeramente de su familia, después de la sociedad y por último del gobierno que entendemos no puede solucionar el problema de la noche a la mañana, pero si dar solución para ir eliminando estas atrocidades que viven nuestros niños.
Hago un llamado a las congregaciones, a las iglesias de este país, para que incluyamos programas de evangelismo, y ayuda social a los niños desprotegidos. Detrás de cada uno de estos pequeños, podremos estar delante grandes ministros de Dios. Así como también de magistrados, presidente de la República, científicos o delante de hombres y mujeres de bien, ciudadanos que tendrán que educar una propia familia para dar continuidad a nuestra sociedad.
Vale el esfuerzo que hagamos, a todas las congregaciones, denominaciones, fraternidades, unamonos no solo en oración sino también en hechos concretos en bienestar de nuestros niños y niñas.
A nuestros gobernantes como Iglesia estamos a la disposición del gobierno para planificar y desarrollar proyectos que conlleven a erradicar el abuso y condiciones deplorables de la niñez costarricense.